A punto de inaugurarse la muestra que conmemora los 100 años del nacimiento de Alberto Breccia, hablamos con Mariano Buscaglia, uno de sus cuatro nietos, quien profundamente emocionado, recordó anécdotas de su infancia y nos reveló cuál es el legado que le dejó su abuelo, y el peso de llevar un apellido tan admirado en el mundo entero.
Un artista con una inmensa capacidad de comunicar |
Mariano Buscaglia , uno de los cuatro nietos de El Viejo, estudió dibujo con él. |
Mariano Buscaglia: Fue normal, dentro de lo que yo considero "normal". El dibujo era una presencia constante en mi familia. Mis primeros recuerdos son estar sentado en una mesita al lado de la mesa de dibujo de mi vieja (Cristina Breccia) - a los dos o tres años, antes de empezar el jardín - y ella dibujando para Billiken o para la editorial que fuera. También recuerdo que mi tío (Enrique) venía a quedarse a dormir a mi casa y laburaba hasta la madrugada haciendo historietas para la Fierro o para Skorpio, y yo me quedaba mirándolo, o me acuerdo de revisar los dibujos de mi tía (Patricia) que vivió muchos años al lado de mi casa. También recuerdo ir a la casa de mi abuelo y que él nos mostrara lo que estaba haciendo o nos hiciera dibujos.
Por eso, el dibujo era algo completamente natural para mí, aunque de chico no tenía conciencia de las dimensiones que ellos tenían como dibujantes; eso lo fui adquiriendo más de grande. Sin embargo siempre me asombraba la calidad de los dibujos, sobre todo los de mi tío que eran más accesibles visualmente para mi edad. Además era muy jodón y cuando éramos pendejos nos hacía dibujos o caricaturas en el momento.
Después, respecto al contacto con otros dibujantes, como te digo, si bien yo no tenía mucha conciencia, me acuerdo que Oski, por ejemplo, un día que yo estaba en la casa de mi abuelo haciendo destrozos, cavando unos pozos en el jardín (entonces tendría menos de cuatro años) vino y me re cagó a puteadas por el kilombo que me estaba mandando ahí atrás.
También tengo otros recuerdos fugaces de vacaciones que pasé con Cacho Mandrafina, una charla con Carlos Killian, muchos recuerdos con Mordillo, que es un gran amigo de la familia... En fin, tengo un montón de recuerdos.
Alberto Breccia junto a su amigo Guillermo Mordillo, 1973 (Foto: gentileza Mariano Buscaglia) |
BP: ¿Cómo era estudiar dibujo con tu abuelo? ¿Cómo era él "de entrecasa"?
MB: Yo nunca me dediqué al dibujo, o sea si dibujo lo hago para mí y si publico algo es siempre en publicaciones de amigos y con un seudónimo. Soy muy tímido en ese sentido porque tuve una familia de monstruos; no estoy a la altura de ellos así que prefiero pasar casi completamente desapercibido.
Estudié con mi abuelo más que nada porque en la adolescencia no me quise perder esa oportunidad que me dio él y porque, además, era parte de un grupo lindísimo de alumnos, chicos que cada tanto sigo viendo. La mayoría de ellos hoy son dibujantes profesionales, unos artistas de la hostia.
Mi abuelo "de entrecasa" era un tipo muy puntilloso, muy ordenado, nada que ver con la imagen de un genio todo enquilombado sino todo lo contrario: un tipo que tenía todo catalogado, todo bien guardado. Era muy limpio, muy esquemático y sobre todo tenía un sentido del humor muy inglés, muy sutil, muy inteligente... Con nosotros por lo menos siempre fue un tipo muy alegre.
Alberto Breccia con un nodelo vivo |
"En la intimidad era un tipo muy ordenado y con gran sentido del humor" |
BP: ¿El contaba sobre las historietas que estaba haciendo?
MB: Sí, nos hablaba de las historietas que iba a empezar a dibujar, de cómo le iban saliendo las cosas, de las trabas que tenía. Todos los jueves, cuando nos venía a visitar a casa, nos hacía un bosquejo de los proyectos que le iban saliendo. Por eso tenemos algunos dibujos de los primeros Perramus, de algunas cosas que dibujaba, y de otras que le íbamos preguntando nosotros.
Boceto de Perramus |
Le gustaba hablar de las historietas y de los proyectos que tenía. Por ejemplo me acuerdo que un proyecto frustrado de él, de sus últimos años, fue resucitar a Mort Cinder. Lo quería hacer en realidad para hacerse unos mangos porque el viejo nunca pudo hacer guita con las historietas y si lo hizo fue por períodos cortos, nunca le alcanzó. Entonces, una de sus ideas era traer de vuelta a Mort Cinder porque tenía los derechos y pensaba explotarlo económicamente. Se reunió con varios guionistas para ver qué pasaba, incluso creo que el loco Barreiro llegó a hacerle un guión, pero, bueno, la cosa no caminó para ningún lado y lamentablemente ese proyecto quedó en la nada.
BP: ¿Creés que ser el "nieto de" te abrió puertas o te puso más presión?
MB: Como yo nunca me dediqué al dibujo ser "nieto de" no me abrió ninguna puerta más allá de alguna colaboración esporádica que tuve como guionista o invitaciones que me han llegado por conocimiento que tengo de gente del ambiente, personas con quienes ya tengo relaciones prácticamente familiares. A veces se van dando ciertas cosas que te permiten abrirte camino por más que no tengas mucho talento.
En ese sentido, el viejo siempre les había dicho a sus hijos y a nosotros también que aprovecháramos el apellido. "Ustedes hagan uso de este apellido", nos decía; pero ninguno de los nietos supo lamentablemente sacarle ventaja a eso, y para los hijos me parece que, en cierta medida, fue más un peso que otra cosa salvo en algún momento... Tal vez Patri Breccia sí fue muy orgullosa y supo sacarle lustre, en el buen sentido de la palabra, al apellido. Ella siempre tuvo una posición muy positiva en cuanto a la herencia de Breccia.
BP: ¿El uso de seudónimos tiene que ver con buscar tu propio nombre en el medio?
MB: Y sí, puede ser... Un seudónimo es una búsqueda de otra identidad, sacarme de encima un poco de ese peso, de buscar un anonimato ahí.
BP: ¿En qué proyecto estás trabajando vos ahora con tu propio sello Ediciones Ignotas?
MB: Con Ediciones Ignotas ahora estamos tratando de mover unos libros nuevos que sacamos, unos lanzamientos que salieron hace menos de un mes, y lo próximo va a hacer un libro policial grande. Estamos trabajando en él junto al especialista en literatura policial. Es un libro grueso, de casi 500 páginas que vamos a hacer todo lo posible para que salga en Agosto.
BP: ¿Cómo va a ser la muestra en homenaje al viejo Breccia que se inaugura el jueves 2 de mayo? Podés contarnos algo?
MB: Yo todavía no la vi, espero entrar el mismo día que se inaugura un rato antes para apreciarla tranquilo... Lo poco que sé es que hay muchos originales que vinieron de Europa, traídos por Laura Caraballo que es una capa absoluta, una gran especialista en la obra de mi abuelo, además de ser una excelente persona. Ella trabajó con Thomas Dassance.
Hay creo que setenta, ochenta, páginas de historietas entre El Eternauta, Mort Cinder, cosas que el viejo hizo con Trillo, creo que hay cosas de Los Mitos de Cthulhu... y mucho material de coleccionistas, muchas cosas raras que le dimos nosotros (la familia) como guiones, autógrafos, dibujos a mano alzada de él, y otras que no se vieron en ninguna otra exposición. ¡Estoy seguro de que va a ser una joya!
MB: El viejo nunca tuvo una posición negativa con la historieta, siempre fue muy optimista en ese sentido. Él siempre fue negativo- o realista- en cuanto a lo que era el aspecto entre los editores, decía que no había demasiados ... ¡Creo que le hubiese asombrado esta especie de primavera con tantas editoriales editando tantas cosas de historieta! Ahora, si esas historietas le hubieran gustado o no... Y… yo creo que muchas cosas no porque no son el tipo de historias que a él le gustaban.
Por otro lado, no hay que olvidarse que el viejo apoyaba mucho los proyectos que eran de gente joven. En sus últimos años, a una revista que se llamaba “Cóctel” (si no me equivoco) le dio “El corazón delator”. Le interesaba mucho llegar a la juventud, creía en ella. Incluso con su grupo de alumnos, si alguno no podía pagar prefería que siguiera yendo antes de perderlo. Consideraba más valioso darles una mano a ellos que ganarse el mango, y mirá que también lo necesitaba porque la verdad es que en parte vivía de esa guita, pero tenía esa grandiosidad.
Y en cuanto a la posición del país, no creo que hubiese tomado posición con nadie, me lo imagino muy crítico y que se la hubiese pasado puteando como hizo hasta último momento.
A cien años del nacimiento, más actual que nunca |
BP: ¿Cuál creés que es el mejor legado que te dejó?
MB: El mejor legado del viejo fue él mismo, además de todas las enseñanzas que nos trasmitió, en eso era muy rico. A mí me enseñó muchísimo de lo que es la literatura popular, me metió en ese mundo y yo le voy a estar agradecido de por vida. Y después el optimismo que tenía y como insistía en que nos teníamos que romper bien el culo para obtener algo de calidad. Él decía que no había que "bartolear", que cuando laburemos - así fuera un laburo de cualquier cosa- lo teníamos que hacer con el alma, con "los huevos puestos sobre la mesa", que era otra frase que usaba. Nunca hay que engañar, hay que romperse el culo porque después está el resultado.
BP: La última: ¿te quedaste con ganas de decirle algo a tu abuelo?
MB: Mirá, siempre fui muy abierto con él, siempre lo quise mucho y creo que eso quedó muy claro. Lo extraño como no extraño a nadie y no, no siento que me haya quedado ninguna cuenta pendiente.
Betina Pascar
💥Información post crédito 💥
👉 La muestra curada por Laura Caraballo y Thomas Dassance se podrá visitar desde el 2 de mayo al 23 de junio en Riobamba 985, de martes a domingos y feriados de 14 a 20.
👉 En el 2018, Laura Caraballo también fue curadora de otra muestra que se realizó en Toulouse (Francia), y cuyo objetivo - según contó la propia Caraballo- fue "promover la figura de Breccia como maestro de la historieta mundial".
En ambas muestras el material se obtuvo a través de préstamos hechos por coleccionistas privados y por los mismos herederos de Alberto Breccia.
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