miércoles, 20 de febrero de 2019

"En la historieta mi escuela fueron las lecturas de aventuras más convencionales"


Max Cachimba o Juan Pablo González - como usted prefiera- es un tipo muy divertido. Pero no de esos que te tiran un chiste tras otro todo el tiempo. Su humor es refinado y sutil. Y aparece cuando menos lo esperás, lo cual lo hace más interesante aún. Aclaro que esta foto no la saqué de ningún portal: me la mandó él mismo para que pudiera ilustrar la nota. Porque a este gran artista - que confiesa su gusto por disfrazarse y no así por ser entrevistado - hay que descubrirlo de a poco, casi leyendo-lo entrelíneas. Entonces, pasen y lean. Que lo disfruten.

BP: Hablemos de esa belleza que es “La cazadora de libros”, ¿cómo surge la idea de llevar las tiras, que originalmente se publicaban en el suplemento ADN de La Nación, a un libro?

MC: La historia de La Cazadora es una extensa aventura con su comienzo, desarrollo y desenlace, a su vez dividida en “capítulos” o subhistorias. Originalmente en su publicación en el diario se podía leer al ritmo de una página semanal, que cerraba con algún discreto gag o detalle de suspenso, aunque la trama continuaba. La posibilidad de ser leída de corrido en formato libro, por supuesto era muy interesante y cierra con moño la obra.

Gracias a la cordial invitación de Liniers de publicarla en su editorial (Editorial Común) , ha quedado el libro listo, en muy cuidada edición.

BP: ¿ Y cómo fue la recepción por parte de los lectores? 



MC: Hemos recibido amables comentarios de lectores muy diversos. La edición es muy reciente, esperamos más comentarios y felicitaciones.

BP: En la presentación de “La cazadora…”, Pablo de Santis dijo que tus dibujos "son conscientes de ser dibujos".  Amplianos este concepto, por favor.

MC: Oh! Pablo dijo eso! No recuerdo a qué venía esa frase en la charla, pero suena lindo y pierde gracia si se explica. Creo que entiendo de algún modo lo que quiso decir, aunque me parece que Pablo tendría que aclarar ese asunto.

BP: Ya que nombramos a  Pablo,  guionista ligado a vos, a tu historia en este medio, desde los comienzos, ¿cómo es laburar con él? Cómo evolucionó esta dupla artística desde los ’80 hasta ahora?

MC: En principio me gusta mucho todo lo que escribe, admiro su imaginario desaforado ( a veces extravagante) y su puesta en escena con notable precisión narrativa.

Comenzamos a trabajar juntos hace algo así como 35 años, realizando historietas donde yo ilustraba sus guiones, que fueron mis primeras publicaciones. Aquellos guiones me resultaban sorprendentes. Mi escuela en historieta había sido la lectura de aventuras más convencionales en las revistas de Columba y el humor gráfico en general de diarios y revistas, y Pablo presentaba un universo de misterios sutiles y poéticos que me desconcertaba y fascinaba a la vez.

En aquel momento interpreté esas historias de modos muy a la bartola, por un lado yo era un novato aprendiendo un oficio en la práctica y a la vez un afán juvenil de experimentación me llevaba a hacer pastiches un poco raros e innecesarios. Supongo que distorsionaba en ocasiones el potencial de algún guión.

Más tarde dejamos de hacer historietas, aunque mantuvimos la amistad y las colaboraciones en formato de libro ilustrado; alguna novela o cuentos de Pablo que yo ilustraba de vez en cuando.

Varios años luego, ya conociéndonos las mañas, volver a hacer una historieta salió como cohete, estoy muy contento de los resultados.


BP: ¿Existe alguna posibilidad de que trabajen juntos en algo nuevo, no publicado en ningún lado, en lo inmediato?

MC: Seguramente haremos algo nuevo alguna otra vez, de momento no hay plan alguno.

BP: Publicaste en España, en un momento que acá no eras editado. ¿A qué se debía eso? Fue una decisión tuya por estar encarando nuevos proyectos en otras áreas artísticas? 

MC: Aquel libro publicado en España surgió de un encuentro fortuito, incidental, con un simpático editor de Alicante, con el que acordamos publicar un par de historietas que yo había hecho por inspiración súbita (no por encargo) que de hecho eran lo suficientemente raras en temática y extensión para ser compiladas en formato libro, ya que no hubieran podido colar fácilmente en medios de prensa.

Ciertamente paso por períodos donde cambio de circuitos o ámbitos artísticos, un poco por azar, oportunidades o capricho.  A veces me concentro en pintar lienzos para exponer, tuve un momento de aprender y experimentar con dibujos animados, más o menos constante voy haciendo ilustraciones de libros, etc..

BP: Alguna vez pensaste o te propusieron radicarte en otro país para trabajar? Lo harías? Pregunto porque se ve que estás muy arraigado a Rosario…

MC: No, nunca lo pensé; yo estoy lo más pancho en Rosario.

BP: Dijiste que de todas las artes, la que habitualmente más te conmueve es la música. Eso hizo que integraras un grupo de música experimental y una banda musical que se llamaba “Ernesto y su Conjunto” ¿Seguís siendo parte de algún grupo? Te pasó que a partir de una melodía te inspiraras para dibujar algo o son compartimientos estancos?

MC: Y sí, la música está en el aire todo el tiempo, me gusta escuchar atentamente, así sea música ejecutada intencionadamente por músicos o el canto de pajaritos o grillos... Hace poco descubrí el encanto de escuchar hits de los Bee Gees en vinilo a menor velocidad. A velocidad normal me resultaban demasiado entusiastas.

En aquel grupo experimental, “Ernesto y su conjunto” eramos 8 o 9 integrantes con capacidades musicales diferentes, y tratábamos de que aparezca algo interesante desde la improvisación y el juego.  Recuerdo una sesión en que grabamos al percusionista lijando artísticamente una mesa de madera un rato...

Yo que soy bastante inepto en la correcta ejecución de algún instrumento me dedicaba a pensar en texturas o estructuras sonoras de un modo gráfico, visual de algún modo.

Actualmente toco un poco la guitarra de entrecasa o en alguna velada entre amigos. Seguramente escuchar música me inspira en mi trabajo visual, puede ser a través de la sugestión de algún “clima” o estado de ánimo, y también si se trata de historieta o dibujo animado presto mucha atención al ritmo de la narración.

BP: ¿Escuchas música cuando dibujas? qué escuchás? qué te gusta leer?

MC: Escucho música casi todo el día, muy variada, de diferentes culturas, estilos y épocas. Es una manera de transportarme a otros ámbitos, como un paseo. También todos los días voy leyendo algún libro, de a ratillos. Leo un poco de todo también, aunque no tanta ficción, bastantes libros de saberes útiles, crónicas, ensayos, etc.


BP: Además de la música y el dibujo, realizaste cortos de animación y probaste suerte en el teatro, siempre usando el humor absurdo , y personajes y situaciones disparatadas ¿Cómo te organizás para alternar estas actividades?  

MC: Como decía antes, todo se organiza ( o sucede desordenadamente) por azar del destino y antojo, o conveniencias laborales. Tal vez me reconozco como humorista o narrador antes que como dibujante o pintor, entonces desde allí puedo entretenerme experimentando en otras disciplinas como advenedizo amateur.

Por ejemplo  “La dimensión descocada”, un teatrito de variedades que hacemos con Rodolfo Marusich, admitiría severas críticas desde lo formal escénico, pero sabemos que una parte del eventual público se va a divertir con todo ese desatino.

BP: ¿Tu psicoanalista te sigue diciendo que tenés que ordenarte?

MC: No voy a la psicoanalista desde hace un tiempo, seguramente me diría que aún queda algo por ordenar.

BP: La editorial Iván Rosado editará este año “El embrujo de tus ojos”, que (según adelantan)
"se tratará de un melodrama en formato de folletín sentimental" ¿Podés contarnos algo más sobre esta obra que lleva el mismo nombre de la muestra que realizaste hace un par de años? 

MC:  La posibilidad del libro surgió de aquella muestra, es la misma idea que se fue ampliando y desarrollando. Vendría a ser una presunta novelita , un melodrama al que se le ha sustraído el argumento y queda un surtido de escenas misteriosas e inconexas. Hay una evidente inspiración surrealista, especialmente del libro “Una semana de bondad” de Max Ernst, aquel libro de collages con imágenes de folletines que a su vez conformaban un nuevo folletín.

BP: Leí en una nota que te gusta coleccionar "muchas porquerías de la calle”. La onda Marie Kondo, la japonesa que dice que hay que desprenderse de cosas para tener más felicidad, no va con vos, ¿no?

MC: Bueno, no es que me dedique especialmente a recolectar cosas por la calle, encuentro cosas interesantes cada tanto, como le puede pasar a cualquiera.

Uno de mis últimos hallazgos fue un perro de yeso ( horripilante) roto en partes, encontrado en un cordón de la calle. Imaginé que alguien habría pensado “Que estatuita tan fea” y la arrojó a la calle desde un balcón.

Ciertamente vivo contento entre gran cantidad de libros, muñequitos y otros objetos curiosos e inútiles.

BP: Iniciaste tu actividad creativa a los quince años, cuando ganaste un premio de la revista Fierro para jóvenes historietistas. Cómo ves la historieta actual y a los autores nuevos. Extrañas la mística de los ’80 o pudiste adaptarte a los cambios de esta posmodernidad?

MC:  Yo definitivamente prefiero el estado de las cosas actual, hay una circulación más dinámica de material y se ven producciones muy diversas.  Veo un abanico más amplio de posibilidades.

BP: En una oportunidad mencionaste que dibujas historieta muy cada tanto pero que te gustaría armar un libro que recopile toda tu producción. ¿En qué anda esa idea?

MC: Diría que es una idea en pausa por el momento. Armaría una breve antología de algunas historietas, muchas otras prefiero que se pierdan en el olvido.

BP: La última:  te gusta el tarot y bucear un poco en el destino. ¿Podés contarnos qué te salió en la última tirada?

MC: Nada contaré, era algo muy personal... Nah, mentira, la verdad que ni me acuerdo.


Betina Pascar

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