Es lindo encontrarse con Agustina. Siempre está de buen humor, es locuaz y entremezcla el relato con sonoras, contagiosas carcajadas. Habla rápido y salta de un tema al otro, Dice que las cosas “le pasan” y pareciera que sólo se limita a sorprenderse primero y luego seguir adelante, como si no se diera cuenta de que es ella misma quien genera esas situaciones.
Betina Pascar: ¿Cuándo empezaste a dibujar?
Agustina Casot: Yo dibujo desde chica, hacía personajes con mis amigos, inventaba aventuras… Siempre me dicen que tengo que retomar esos personajes, pero no sé, son de la infancia y en ese momento lo hacía como un hobby o pensando que era una pavada. No lo pensaba como algo serio.
BP: ¿Y cuándo empezó a ser serio?
AC: Cuando empecé a subirlas a un foro de chicas en internet, antes de que existiera Facebook. El foro tenía mucha repercusión porque al ser anónimo la gente no tenía miedo de que la reconocieran y opinaba. Lo seguí haciendo de forma desprolija hasta que me gané una beca…
Agustina interrumpe el relato, pone cara de sorpresa y se ríe. Se ríe con ganas, situación que se repetirá a lo largo de toda, toda, la charla.
BP: ¿Por qué esa cara de sorpresa?
AC: Porque yo dije: “Bue, voy a mandar un dibujo…” y gané. También hice ilustración hasta que empecé a hacer historietas en fanzine. Yo me divertía pero de repente comencé a ser conciente de que estaba haciendo activismo, por más que no fuera mi intención.
GD: ¿Podemos decir que Mariela Acevedo fue una de las precursoras en hablar de historietas con perspectiva de género y sexualidades en "Clítoris", o al formar el colectivo de autoras de historietas en "Carnes Tolendas"?
AC: Cuando yo empecé a fanzinear no interactuaba, no hacía nada en forma colectiva. Sí participé en “Carnes tolendas”, con Mariela, y después se me ocurrió crear “Vamos las pibas”. Mariela estaba en un encuentro de autoras, creo que en Brasil, y compartía lo que vivía y a mí se me ocurrió que podíamos hacer algo parecido acá. Como tenía unas amigas en un Centro Cultural les dije que me reservaran una fecha. El “Festival de Autoras” funcionó y el año que viene (2019) haremos la 4ta edición.
GD: ¿Por qué creés que funcionó?
AC: La verdad no sé por qué. Por ahí fue porque vos estabas en “Dibujados” e ibas conociendo otras chicas… ¡y llegamos a ser sesenta! Algunas ni nos conocíamos, otras ni siquiera vivían en Buenos Aires.
BP: ¿Alguna vez vos te sentiste discriminada?
AC: Desde que empecé a fanzinear, hace seis años, siempre tuve la mejor, hubo situaciones raras pero nunca nadie me bardeó. Creo que no me pasa porque yo suelo estar en la mía, si alguien me dijera algo desubicado lo mandaría a freír churros y chau. Otra gente no lo tolera; por ejemplo, a veces en los stands se acerca gente y te pregunta si lo que está ahí lo dibujaste vos o tu novia y le estás cuidando el puesto… Personalmente, nunca tuve un momento de confrontación. En un trabajo mi jefe me tiraba indirectas tipo “yo tengo un amigo gay”, pero cuando vio que no me caía bien dejó de insistir. En la facultad me pasó escuchar comentarios pero yo no era abierta y en la UNA cuando había que dibujar, yo hacía una mina y nadie sabia que era mi novia. Si me preguntaban yo les contaba y medio que se quedaban pero después todo bien. Esas situaciones y otras no son cómodas, pero logran que se visibilice cierta problemática que existe. Y también aceptarla.
BP: ¿Sentís que “Vamos las pibas” contribuyó a logar que se visibilice esta problemática?
AC: Mirá, a mí la verdad que en “Vamos…" me interesa que se hable de las autoras, muchas no tienen que ver con el circuito de historietas y no se las considera porque a veces hay como pequeños nichos y este evento se convirtió en un rancho aparte. Algunos pueden pensar que somos un grupo, un colectivo, y yo me canso de decirles que cada autora ahí puede hacer lo que quiere. Nosotras quisimos mostrar que hay un montón de cosas que podemos hacer para que esa idea equivocada se vaya rompiendo de a poco. Hay algunas que hablan de feminismo, otras de gatitos, de terror, y otras de diversidad sexual.
BP: Vos te convertiste en un referente de lo que es la historieta de temática LGBTIQ, tenés una agenda agitada, con mucha presencia en distintas actividades, como Tinta Queer, o la charla que vas a dar el 23/12 en La Mostra, por citar sólo las últimas.
AC: Sí, está bueno que te consideran el laburo. Este año también participé en “La Noche de los Museos”, en una actividad que tenía que ver con la diversidad. Es como un avance que desde el espacio público haya más apertura. Además, era un sábado y había otras actividades como hip hop, una banda de jazz, una intervención de dibujantes… Eso trae mucha gente, público que también viene a comprar.
Ahora me acordé que la primera vez que fanzineé fui a una feria en zona norte. Fue bizarro porque una piba de 14 años aproximadamente agarró el zine “Yo no iba a salir”, una gilada romanticona. La madre la agarró y se la llevó del brazo, y yo me quedé como helada… Después lo superé.
BP: Pero esa “gilada” llegó a publicarse en el Suplemento Radar de Página 12...
AC: Ni sé cómo llegó... creo que fue por la periodista Andrea Guzmán.
BP: Y también te eligió Liniers para publicar una tira en su espacio del diario La Nación...
AC: Ah, sí, hubo una convocatoria, yo mandé y me eligieron…
BP: ¡Sos una elegida!
Agustina ríe por enésima vez.
AC: ¡Ahora me tienen que publicar a mí en el diario!
BP: Vos no te la crees ni ahí, ¿no?
AG: Nooooo… aunque me dicen que hay que creérsela porque si no las cosas no te salen.
BP: Pero a vos te salen, incluso sin que las busques mucho. Ahora saliste de los fanzines y publicaste tu primer libro: “Diverses”. Contame de esta novela gráfica que hiciste a partir de entrevistar a diferentes miembros de la comunidad LGBTIQ.
AC: El libro es como un capricho, hice entrevistas a un chico trans, a una torta que hace terapia con flores de Bach, a una mina que anda en silla de ruedas… Gente con diferentes vidas, diferentes sexualidades.
BP: ¿Qué querías rescatar?
AC: Me interesaban sus historias de vida, no lo génerico, lo que se habla siempre aunque también pueda ser relevante. Yo quería algo más. Entre los hombres gay hay mucha discriminación por ejemplo. Hay cosas que uno no se atreve a preguntar, me pareció bueno que la gente contara cómo es su día, lo difícil que es verse el cuerpo al levantarse, pero no quise transmitirlo desde una mirada condescendiente ni compasiva. A mí no me gusta la tragedia, yo elegí en el libro poner lo bueno. Me llevo dos años terminarlo, y no es que no hablamos de otras cosas, pero preferí poner lo bueno.
BP: ¿Dónde presentaste el libro?
AC: Lo presenté en el último “Vamos las pibas” y en algunas librería. La verdad que fue medio caótico porque cuando empecé a escribirlo se enfermó mi mamá y cuando estaba terminándolo tuvo una recaída. Ella ahora está bien, pero la presentación fue medio apestosa. El otro día estuve hablando en un Congreso trans organizado por el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) y ahí se lo llevaron bastante… El libro es re educativo, lo leen hasta con los chicos. Yo no pensé en eso cuando lo hacía, yo quería hacerlo aunque no se lo vendiera a nadie.
BP: Es un libro autogestivo...
AC: Sí, yo lo armé, pedí presupuesto en una imprenta y lo mandé. Hace como 10 años, desde que empecé con la temática LGBTIQ, mi historieta empezó a transformarse. Estaba asumido que en algún momento iba a hacer un libro. Siento que el público LGBTIQ todavía no esta explotado. En otras publicaciones, la tradición era poner chistes homofóbicos que no están hechos desde una reflexión y eso estaba naturalizado, ahora hay más variedad.
BP: Aunque te cueste reconocerlo, vos sos una militante.
AC: El pañuelo del arco iris me lo pongo para ir a todos lados y mi vieja me dice que no lo haga porque puedo correr riesgos. No se si es militancia, no es algo que me planteo, no sé si comulgo con alguna agrupación; yo tomo lo que me parece a mí. No creo que haya que sumarse a todo, yo hablo de ésto porque es lo que me interpela y porque quiero que respeten mis derechos. Y ojo, yo participo de mi Festival, voy a Dibujados y mañana si quiero me junto con Pirulo, no me importa. Si querés crecer tiene que ser así.
BP: Me llamaron la atención algunos personajes tuyos, como la brujita con sus reflexiones o la mutante. ¿Te divierte dibujar eso o te permite decir algo que no lo podrías decir de otra forma?
AC: Me divierte y creo que estos personajes permiten que la gente se acerque más. Te llaman a la reflexión de manera no violenta. Hay gente que le gusta más cuando uso personas reales, pero las brujas son brujas y siguen hablando de diversidad.
BP: Para terminar, además del Festival "Vamos las Pibas, 4ta edición" que se realizará en marzo, ¿tenés pensado sacar otro libro, hay otro capricho dando vueltas por allí?
AC: Posiblemente el de las brujas. La gente ama las brujas. Te cuento que ellas nacieron donde trabajo como bartender. Cuando hacía una pausa agarraba cualquier papel y dibujaba. Hoy las hago con marcador y así como quedan las dejo y las comparto en algún lado. No existe un boceto ni nada.
BP: ¡Vivís dibujando!
AC: Si, todo el día. Es como compulsivo.
BP: Agustina, no dejaste de reírte durante toda la charla. ¿Qué cosas te enojan?
AC: Tengo mis altibajos porque la autogestión es algo complicado, uno duda de su producción... No creo que no me publiquen por discriminación, pero es un riesgo.
Nos despedimos y yo pienso que posiblemente tener esa capacidad de seguir sorprendiéndose a cada rato sea lo que a Agustina la haga reír tanto. Y reír con ganas. Todo el tiempo. Posiblemente éso y saber exactamente quién es y qué quiere sea lo más parecido a la felicidad.
Betina Pascar
Arte: Gustavo Schimpp
(nota publicada en Gorgona Digital)
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